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L

Law professor bans laptops in class, over student protest

(Última edição: segunda-feira, 3 de abril de 2006 às 00:03)

Law professor bans laptops in class, over student protest

 http://www.usatoday.com/tech/news/2006-03-21-professor-laptop-ban_x.htm

Posted 3/21/2006 7:44 PM

 

MEMPHIS (AP) A group of University of Memphis law students are passing a petition against a professor who banned laptop computers from her classroom because she considers them a distraction in lectures.

On March 6, Professor June Entman warned her first-year law students by e-mail to bring pens and paper to take notes in class.

"My main concern was they were focusing on trying to transcribe every word that was I saying, rather than thinking and analyzing," Entman said Monday. "The computers interfere with making eye contact. You've got this picket fence between you and the students."

The move didn't sit well with the students, who have begun collecting signatures against the move and tried to file a complaint with the American Bar Association. The complaint, based on an ABA rule for technology at law schools, was dismissed.

"Our major concern is the snowball effect," said law school student Jennifer Bellott. "If you open the door for one professor, you open the door for every other professor to do the same thing."

"If we continue without laptops, I'm out of here. I'm gone; I won't be able to keep up," said student Cory Winsett, who said his hand-written notes are incomplete and less organized.

Law School Dean James Smoot said the decision was up to the professor, but the conflict has caused faculty to consider technology issues as the school prepares to move to a more advanced downtown facility in coming years.

Copyright 2006 The Associated Press. All rights reserved. This material may not be published, broadcast, rewritten or redistributed.

Los riesgos de Wikipedia

(Última edição: sábado, 4 de fevereiro de 2006 às 16:37)
Na Nación, http://www.lanacion.com.ar/edicionimpresa/suplementos/enfoques/nota.asp?nota_id=775943

Texto recomendado por João Cruz

Publicado en la ed. impresa: Enfoques
Domingo 29 de enero de 2006

Debate

Los riesgos de Wikipedia

Aunque rescata el papel de Internet como herramienta de conocimiento si es bien utilizada, el autor se suma al debate sobre la enciclopedia on line y advierte que la falta de rigurosidad en sus contenidos puede conducir a peligrosos equívocos

Un debate está agitando el mundo de Internet, y es el debate sobre la Wikipedia.

Para los que no lo sepan, se trata de una enciclopedia on line escrita directamente por el público. No sé hasta qué punto una redacción central controla las contribuciones que llegan de todas las partes del mundo, pero es verdad que cuando he tenido la ocasión de consultarla sobre argumentos que conocía (para controlar una fecha o el título de un libro), la he encontrado siempre bastante bien hecha y bien informada. Claro que eso de estar abierta a la colaboración de cualquiera presenta sus riesgos, y ha sucedido que a algunas personas se les atribuyera cosas que no han hecho e incluso acciones reprobables. Naturalmente, protestaron y el artículo se corrigió.

La Wikipedia tiene también otra propiedad: cualquiera puede corregir un artículo que considera equivocado. Hice la prueba con el artículo que me concierne: contenía un dato biográfico impreciso, lo corregí y desde entonces el artículo ya no contiene ese error. Además, en el resumen de uno de mis libros estaba la que yo consideraba una interpretación incorrecta, dado que se decía que yo "desarrollo" una cierta idea de Nietzsche mientras que, de hecho, la contesto. Corregí "develops" con "argues against", y también esta corrección fue aceptada.

El asunto no me tranquiliza en absoluto. Cualquiera, el día de mañana, podría intervenir otra vez sobre este artículo y atribuirme (por espíritu de burla, por maldad, por estupidez) lo contrario de lo que he dicho o hecho. Además, dado que en Internet circula todavía un texto donde se dice que yo sería Luther Blissett, el conocido falsificador (e incluso años después de que los autores del truco llevaran a cabo su buen coming out y se presentaran con nombre y apellido), podría ser yo tan socarrón como para dedicarme a contaminar los artículos que conciernen a autores que me resultan antipáticos, atribuyéndoles falsos escritos, episodios pedófilos, o vínculos con los Hijos de Satanás.

¿Quién controla en la Wikipedia no sólo los textos sino también sus correcciones? ¿O actúa una suerte de compensación estadística, por la cual una noticia falsa antes o después se localiza? El caso de la Wikipedia es, por otra parte, poco preocupante con respecto a otro de los problemas cruciales de Internet. Junto a sitios absolutamente dignos de confianza, hechos por personas competentes, existen sitios de lo más engañosos, elaborados por incompetentes, desequilibrados o incluso por criminales nazis, y no todos los usuarios de la red son capaces de establecer si un sitio es fidedigno o no.

El asunto tiene una repercusión educativa dramática, porque a estas alturas sabemos ya que escolares y estudiantes suelen evitar consultar libros de texto y enciclopedias y van directamente a sacar noticias de Internet, tanto que desde hace tiempo sostengo que la nueva y fundamental asignatura que hay que enseñar en el colegio debería ser una técnica de selección de las noticias de la red; el problema es que se trata de una asignatura difícil de enseñar porque a menudo los profesores están en una condición de indefensión equivalente a la de sus alumnos.

Muchos educadores se quejan, además, de que los chicos, si tienen que escribir el texto de un trabajo o incluso de una tesina universitaria, copian lo que encuentran en Internet. Cuando copian de un sitio poco creíble, deberíamos suponer que el profesor se da cuenta de que están diciendo pavadas, pero es obvio que sobre algunos temas muy especializados es difícil establecer inmediatamente si el estudiante dice algo falso. Supongamos que un estudiante elija hacer una tesina sobre un autor muy pero muy marginal, que el profesor conoce de segunda mano, y se le atribuya una determinada obra. ¿Sería capaz el docente de decir que ese autor nunca ha escrito ese libro? Lo podría hacer sólo si por cada texto que recibe (y a veces pueden ser decenas y decenas de trabajos) consigue llevar a cabo un cuidadoso control sobre las fuentes.

No sólo eso: el estudiante puede presentar un trabajo que parece correcto (y lo es) pero que está directamente copiado de Internet mediante "copia y pega". Soy propenso a no considerar trágico este fenómeno porque también copiar bien es un arte que no es fácil, y un estudiante que copia bien tiene derecho a una buena nota. Por otra parte, también cuando no existía Internet, los estudiantes podían copiar de un libro hallado en la biblioteca y el asunto no cambiaba (salvo que implicaba más esfuerzo manual). Y, por último, un buen docente se da cuenta siempre cuando se copia un texto sin criterio y se huele el truco (repito, si se copia con discernimiento, hay que quitarse el sombrero).

Ahora bien, considero que existe una forma muy eficaz de aprovechar pedagógicamente los defectos de Internet. Planteen ustedes como ejercicio en clase, trabajo para casa o tesina universitaria, el siguiente tema: "Encontrar sobre el argumento X una serie de elaboraciones completamente infundadas que estén a disposición en Internet, y explicar por qué no son dignas de crédito". He aquí una investigación que requiere capacidad crítica y habilidad para comparar fuentes distintas, que ejercitaría a los estudiantes en el arte del discernimiento.

Por Umberto Eco
© LA NACION y L´Espresso


Traducción: Helena Lozano Miralles

Link corto: http://www.lanacion.com.ar/775943

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Umberto Eco


M

MAIS VALE VERDES DO QUE MORTOS

(Última edição: sábado, 11 de fevereiro de 2006 às 19:15)
16:00 (JPP)

MAIS VALE VERDES DO QUE MORTOS

Pacheco Pereira, Público, 8 Fev 2006

Eu pensei que as coisas estavam melhores do que o que estão, mas, mais uma vez, se percebe como há apenas uma fina película entre a civilização e a barbárie. Película que estamos a deixar romper com a maior das displicências. Devia desconfiar que é assim porque os sinais estão por todo o lado. Mas a gente acredita, quer acreditar, que algumas dezenas de anos de democracia consolidada (na maioria da Europa) e duas centenas de anos desde a revolução americana e francesa tinham consolidado a liberdade como princípio. Mas não é, não é suficiente, como se vê.

Estamos em guerra e estamos a perder. Estamos a perder, antes de tudo, porque ainda não percebemos que estamos em guerra. A retórica olimpiana, de um mundo "multicultural", de uma "comunidade internacional" eficaz, assente na lei e na Realpolitik moderada, ofusca-nos e impede-nos de ver o que está à nossa frente. Muitos sublimam as fraquezas, transformando-as num arremedo de "diplomacia" que não é senão contemporização e complacência, outros têm medo e estão dispostos à servidão, outros minimizam o que acontece para não quebrar o mundo ideal em que vivem.

Estamos a perder por dentro, o que é pior. A crise das caricaturas dinamarquesas é disso o melhor sinal. Mortos e feridos, atentados, violências, destruição de embaixadas, expulsão de estrangeiros, muitos deles os dadores de solidariedade, intolerância exaltada e absoluta, e nós, os visados, arrastamo-nos pela culpa. A UE gaguejou, no limite do pedido de desculpas, e Portugal, pela voz do ministro dos Negócios Estrangeiros, foi ainda mais longe do que o pedido de desculpas, condenou os caricaturistas e calou-se face à violência absurda e orquestrada que passa por ser "a rua árabe".

A comunicação social que costuma ser hiper-sensível à questão da liberdade de expressão, muitas vezes de forma puramente gratuita e corporativa, para encobrir os seus abusos, está numa de "respeito", de "contexto", de "bom senso", de "bom gosto". Encontram-se mil e um pretextos e mil e uma desculpas para se não ser claro: é o jornal dinamarquês que é dúplice e se recusou a caricaturar Cristo, é o jornal dinamarquês que é racista e antiárabe e encomendou as caricaturas de forma provocatória, é Sousa Lara, Abecasis, e as cenas à volta do filme sobre a Virgem Maria, é o abaixo-assinado contra a caricatura de António do Papa com o preservativo no nariz, é tudo e mais alguma coisa. Estamos a falar do mesmo? Quero lá saber se o jornal dinamarquês é respeitável, equilibrado, sensato, equidistante do islão e da cristandade, quero lá saber se o New York Times não passou as caricaturas, ou se a SIC e a RTP as mostraram veladas e à distância! O que eu quero saber é que se o valor da liberdade, e da sua forma especial, o da liberdade de expressão, não está em causa nestes eventos, então não sei o que é a liberdade.

Pergunta-se (sinistra pergunta nos dias de hoje, que mal se formula culpabiliza os dinamarqueses): é a liberdade de expressão absoluta? Não, não é. Tem limites na lei na democracia, tem regras mínimas, para proteger outras liberdades e outros direitos. Regras mínimas, aliás habitualmente violadas sem consequência, para proteger a dignidade dos indivíduos, a sua intimidade, a sua personalidade, o seu direito de não ser caluniado. Mas são regras para os indivíduos, não são nem para religiões, nem comunidades, nem crenças, nem para a "blasfémia". Mesmo assim, o abuso destes limites é comum, justificado pelo "interesse público", e é raríssimo ver a comunicação social a discutir tão voluntariamente os seus limites no "bom senso" e no "bom gosto", quanto mais no "respeito" e muito menos no "contexto". Ainda bem, vivemos com esta realidade, não é perfeita, mas é melhor do que o seu contrário. Por isso repito a mesma pergunta: é a liberdade de expressão absoluta neste caso? É. Ou é absoluta ou não é.

De novo, insisto, não quero saber se houve intenção de ofender (e depois?), de fazer propaganda anti-islão (e depois?), de ser simplista na representação do "martírio" (e depois?), de rebaixar Maomé (e depois?) de associar o islão ao terrorismo (e depois? É proibido?). É acaso proibido representar Deus-pai como um velho lúbrico como faz Vilhena e Crumb, e Cristo como um alegre imbecil como fizeram os Monty Python? É que se não é para defender este direito de se exprimir no limite das nossas crenças, a liberdade não serve para nada. É que também convém não esquecer que a nossa liberdade foi conquistada exactamente aqui, contra a intolerância religiosa. A essência da liberdade, tal como a entendemos, é a liberdade do outro, de escrever, desenhar, pintar, representar, filmar aquilo com que não concordamos, aquilo que consideramos ofensivo, de mau gosto, insensato, mesmo vil e nojento. Esta é a nossa concepção de liberdade, a liberdade de dissídio, do dissent, que, como tudo no mundo, não nasceu da natureza mas de uma história cultural, política e civilizacional que cada um escolhe e deseja como quer. E eu quero esta, porque não tenho nada a aprender sobre a liberdade com a Síria e o Irão, com o Egipto e a Arábia Saudita, com o Hamas e o Hezbollah, com a "rua árabe", nem com aqueles que se "indignam" contra os desmandos do "Ocidente, porque são contra os EUA, ou contra a guerra no Afeganistão e no Iraque, contra Israel, e estão órfãos do mundo a preto e branco do comunismo, nas suas várias versões, mesmo as de Toni Negri e do Le Monde Diplomatique.

A maior das falácias é achar que é a religião que está no centro destes eventos (e se fosse? O que é que mudava?), mas claramente uma recusa política da democracia e uma recusa cultural da tolerância, da liberdade, das diferenças, e uma recusa social e cultural em viver em sociedades em que as mulheres não façam parte do património dos homens. Estes não são problemas que devamos interiorizar como sendo nossa culpa, são problemas do mundo árabe e persa, são problemas do islão. Enquanto as sociedades maioritariamente muçulmanas se recusarem a separar o Estado da religião, a tolerar as outras religiões e em particular o agnosticismo e o ateísmo, a tratar de outro modo as mulheres, estes problemas são problemas de poder e de conflito, uma guerra nas formas novas que tem hoje.


Esta é a chantagem que nos é feita e a que estamos a ceder. E se no fim disto tudo eu pedir ao PÚBLICO que ilustre o meu artigo com uma das caricaturas, uma das que penso ser absolutamente defensável como caricatura, a de Maomé com o turbante-bomba, o que é que acontece? É uma provocação gratuita? Não é, é a ilustração ideal para o que digo, não só pela imagem como sobre tudo o que ela suscita. Mas já se levantam todos os problemas, de autocensura, de risco, de pensar duas vezes. Nunca se sabe se alguém pega no PÚBLICO e o associa aos outros jornais "blasfemos" e me dita uma fatwa. É pouco provável, mas convém pensar duas vezes. E é nesse pensar duas vezes que está a autocensura, e a censura, e a efectiva diminuição das nossas liberdades.

Voltamos aos tempos de "mais vale vermelhos do que mortos", revistos agora para outra cor, para "mais vale verdes do que mortos". Ficam os muçulmanos ofendidos? Não deviam, porque têm sempre uma maneira de responder a esta situação: serem os primeiros a manifestar-se pela liberdade dos dinamarqueses, pelo seu direito de caricaturarem o profeta, como muitos cristãos marchariam, como cidadãos, pelo direito de se caricaturar a Igreja, o Papa e Deus, em nome da liberdade que prezam no "reino de César".

(No Público de hoje.)

MAIS VALE VERDES DO QUE MORTOS

(Última edição: sábado, 11 de fevereiro de 2006 às 19:16)
16:00 (JPP)

MAIS VALE VERDES DO QUE MORTOS

Pacheco Pereira, Público, 8 Fev 2006

Eu pensei que as coisas estavam melhores do que o que estão, mas, mais uma vez, se percebe como há apenas uma fina película entre a civilização e a barbárie. Película que estamos a deixar romper com a maior das displicências. Devia desconfiar que é assim porque os sinais estão por todo o lado. Mas a gente acredita, quer acreditar, que algumas dezenas de anos de democracia consolidada (na maioria da Europa) e duas centenas de anos desde a revolução americana e francesa tinham consolidado a liberdade como princípio. Mas não é, não é suficiente, como se vê.

Estamos em guerra e estamos a perder. Estamos a perder, antes de tudo, porque ainda não percebemos que estamos em guerra. A retórica olimpiana, de um mundo "multicultural", de uma "comunidade internacional" eficaz, assente na lei e na Realpolitik moderada, ofusca-nos e impede-nos de ver o que está à nossa frente. Muitos sublimam as fraquezas, transformando-as num arremedo de "diplomacia" que não é senão contemporização e complacência, outros têm medo e estão dispostos à servidão, outros minimizam o que acontece para não quebrar o mundo ideal em que vivem.

Estamos a perder por dentro, o que é pior. A crise das caricaturas dinamarquesas é disso o melhor sinal. Mortos e feridos, atentados, violências, destruição de embaixadas, expulsão de estrangeiros, muitos deles os dadores de solidariedade, intolerância exaltada e absoluta, e nós, os visados, arrastamo-nos pela culpa. A UE gaguejou, no limite do pedido de desculpas, e Portugal, pela voz do ministro dos Negócios Estrangeiros, foi ainda mais longe do que o pedido de desculpas, condenou os caricaturistas e calou-se face à violência absurda e orquestrada que passa por ser "a rua árabe".

A comunicação social que costuma ser hiper-sensível à questão da liberdade de expressão, muitas vezes de forma puramente gratuita e corporativa, para encobrir os seus abusos, está numa de "respeito", de "contexto", de "bom senso", de "bom gosto". Encontram-se mil e um pretextos e mil e uma desculpas para se não ser claro: é o jornal dinamarquês que é dúplice e se recusou a caricaturar Cristo, é o jornal dinamarquês que é racista e antiárabe e encomendou as caricaturas de forma provocatória, é Sousa Lara, Abecasis, e as cenas à volta do filme sobre a Virgem Maria, é o abaixo-assinado contra a caricatura de António do Papa com o preservativo no nariz, é tudo e mais alguma coisa. Estamos a falar do mesmo? Quero lá saber se o jornal dinamarquês é respeitável, equilibrado, sensato, equidistante do islão e da cristandade, quero lá saber se o New York Times não passou as caricaturas, ou se a SIC e a RTP as mostraram veladas e à distância! O que eu quero saber é que se o valor da liberdade, e da sua forma especial, o da liberdade de expressão, não está em causa nestes eventos, então não sei o que é a liberdade.

Pergunta-se (sinistra pergunta nos dias de hoje, que mal se formula culpabiliza os dinamarqueses): é a liberdade de expressão absoluta? Não, não é. Tem limites na lei na democracia, tem regras mínimas, para proteger outras liberdades e outros direitos. Regras mínimas, aliás habitualmente violadas sem consequência, para proteger a dignidade dos indivíduos, a sua intimidade, a sua personalidade, o seu direito de não ser caluniado. Mas são regras para os indivíduos, não são nem para religiões, nem comunidades, nem crenças, nem para a "blasfémia". Mesmo assim, o abuso destes limites é comum, justificado pelo "interesse público", e é raríssimo ver a comunicação social a discutir tão voluntariamente os seus limites no "bom senso" e no "bom gosto", quanto mais no "respeito" e muito menos no "contexto". Ainda bem, vivemos com esta realidade, não é perfeita, mas é melhor do que o seu contrário. Por isso repito a mesma pergunta: é a liberdade de expressão absoluta neste caso? É. Ou é absoluta ou não é.

De novo, insisto, não quero saber se houve intenção de ofender (e depois?), de fazer propaganda anti-islão (e depois?), de ser simplista na representação do "martírio" (e depois?), de rebaixar Maomé (e depois?) de associar o islão ao terrorismo (e depois? É proibido?). É acaso proibido representar Deus-pai como um velho lúbrico como faz Vilhena e Crumb, e Cristo como um alegre imbecil como fizeram os Monty Python? É que se não é para defender este direito de se exprimir no limite das nossas crenças, a liberdade não serve para nada. É que também convém não esquecer que a nossa liberdade foi conquistada exactamente aqui, contra a intolerância religiosa. A essência da liberdade, tal como a entendemos, é a liberdade do outro, de escrever, desenhar, pintar, representar, filmar aquilo com que não concordamos, aquilo que consideramos ofensivo, de mau gosto, insensato, mesmo vil e nojento. Esta é a nossa concepção de liberdade, a liberdade de dissídio, do dissent, que, como tudo no mundo, não nasceu da natureza mas de uma história cultural, política e civilizacional que cada um escolhe e deseja como quer. E eu quero esta, porque não tenho nada a aprender sobre a liberdade com a Síria e o Irão, com o Egipto e a Arábia Saudita, com o Hamas e o Hezbollah, com a "rua árabe", nem com aqueles que se "indignam" contra os desmandos do "Ocidente, porque são contra os EUA, ou contra a guerra no Afeganistão e no Iraque, contra Israel, e estão órfãos do mundo a preto e branco do comunismo, nas suas várias versões, mesmo as de Toni Negri e do Le Monde Diplomatique.

A maior das falácias é achar que é a religião que está no centro destes eventos (e se fosse? O que é que mudava?), mas claramente uma recusa política da democracia e uma recusa cultural da tolerância, da liberdade, das diferenças, e uma recusa social e cultural em viver em sociedades em que as mulheres não façam parte do património dos homens. Estes não são problemas que devamos interiorizar como sendo nossa culpa, são problemas do mundo árabe e persa, são problemas do islão. Enquanto as sociedades maioritariamente muçulmanas se recusarem a separar o Estado da religião, a tolerar as outras religiões e em particular o agnosticismo e o ateísmo, a tratar de outro modo as mulheres, estes problemas são problemas de poder e de conflito, uma guerra nas formas novas que tem hoje.


Esta é a chantagem que nos é feita e a que estamos a ceder. E se no fim disto tudo eu pedir ao PÚBLICO que ilustre o meu artigo com uma das caricaturas, uma das que penso ser absolutamente defensável como caricatura, a de Maomé com o turbante-bomba, o que é que acontece? É uma provocação gratuita? Não é, é a ilustração ideal para o que digo, não só pela imagem como sobre tudo o que ela suscita. Mas já se levantam todos os problemas, de autocensura, de risco, de pensar duas vezes. Nunca se sabe se alguém pega no PÚBLICO e o associa aos outros jornais "blasfemos" e me dita uma fatwa. É pouco provável, mas convém pensar duas vezes. E é nesse pensar duas vezes que está a autocensura, e a censura, e a efectiva diminuição das nossas liberdades.

Voltamos aos tempos de "mais vale vermelhos do que mortos", revistos agora para outra cor, para "mais vale verdes do que mortos". Ficam os muçulmanos ofendidos? Não deviam, porque têm sempre uma maneira de responder a esta situação: serem os primeiros a manifestar-se pela liberdade dos dinamarqueses, pelo seu direito de caricaturarem o profeta, como muitos cristãos marchariam, como cidadãos, pelo direito de se caricaturar a Igreja, o Papa e Deus, em nome da liberdade que prezam no "reino de César".

(No Público de hoje.)

Maria de Lurdes Rodrigues, A Ministra de que os professores não gostam

(Última edição: domingo, 18 de dezembro de 2005 às 22:26)
Maria de Lurdes Rodrigues, A Ministra de que os professores não gostam

MEMÓRIAS FELIZES DE ILUSTRES ALEXANDRINOS

(Última edição: domingo, 5 de fevereiro de 2006 às 23:35)
Público, 5 Fev 2006

Quatro ilustres ex-alunos do Alexandre Herculano
estiveram ontem a desfiar as suas recordações e afectos
do centenário liceu portuense. Histórias carregadas
de humor e ternura que contagiaram a sala.
POR NUNO CORVACHO

MEMÓRIAS FELIZES DE ILUSTRES ALEXANDRINOS

“Estamos todos muito mais
novos!” – o comentário de Rui
Vilar, ao dirigir-se àquela plateia
cheia de gente para cima
dos sessenta anos e preparada
para contar e ouvir contar
histórias do passado, podia ser
tomado por um exercício de ironia,
não fosse o caso de todos
eles terem ali rejuvenescido
de verdade. Não há, de facto,
outro nome a dar àquilo que
aconteceu ontem à tarde no
anfiteatro do liceu portuense
Alexandre Herculano, que
por estes dias comemora o
seu centésimo aniversário: o
bruá cúmplice das vozes, os
suspiros de contentamento, os
risos a abrirem-se num leque
furtivo e um inconfundível
desassossego juvenil a tomar
definitivamente conta da sala.
Como se aquele anfiteatro de cidadãos
grisalhos e respeitáveis,
ali reunido para comemorar a
memória da escola onde cada
um deles passara os seus irrepetíveis
anos de adolescência,
se tivesse magicamente transformado
numa sala de aula e
um qualquer professor estivesse
a ponto de reaparecer a
qualquer momento para repor
a ordem.
Alguns já lá não deviam estar
desde o tempo em que haviam
completado os seus estudos, décadas
atrás. Decerto já teriam
contado melancolicamente as
rugas e cabelos brancos uns
dos outros mas verificado
com ternura que a cintilação
nos olhares continuava igual.
Agora, porém, havia ali um
motivo especial para os circunstantes
redobrarem de
atenção. Estavam ali quatro
ilustres ex-alunos que tinham
sido chamados a desfiar as suas
memórias afectivas: além
do presidente da Fundação
Gulbenkian, Rui Vilar (que
disse ter andado no liceu “de
49 a 56 do século passado”), o
empresário Belmiro de Azevedo
(que lá entrou há 57 anos), o
cientista Sobrinho Simões (aluno
entre 57 e 64) e o economista
António Borges (o mais novo,
que saiu do liceu em 1967).
Já lá vão quase cinquenta
anos, mas Sobrinho Simões
lembra-se bem do dia em que
o pai o “largou” à porta do Alexandre
Herculano e lhe disse:
“E agora desenrasca-te!”. Ainda
habituado à pequena escola
33-A da Rua de Costa Cabral,
o rapazinho de dez anos logo
ficou impressionado com a
extensão dos corredores, a
altura das paredes e sobretudo
o “tamanho” dos colegas. “A D.
Maria da Graça, que foi a minha
professora na instrução
primária, tratava-nos por tu.
Ali, no liceu, éramos tratados
por ‘senhores’. Ora isso foi um
salto enorme!”.
Rui Vilar também não foi indiferente
àquele casarão “enorme
e solene” da Avenida de Camilo
e ao impacte dos cartazes
dissuasores que algum espírito
salazarista colocara em pontos
estratégicos do liceu com frases
tão edificantes como “No barulho
ninguém se entende, é por
isso que na revolução ninguém
se respeita” ou “Se soubesses
o que custa mandar, gostarias
de obedecer toda a vida”. Belmiro
de Azevedo chegou a ser
por um curto período chefe de
quina na Mocidade Portugue-
sa, mas, logo que pôde, meteuse
em actividades de xadrez
como desculpa para não usar
a farda. Já Vilar, animado da
mesma intenção, optou por se
inscrever em aulas de rádio,
tendo andado um ano inteiro
para construir um aparelho,
sem o conseguir.
Mas nenhum deles deixa de
reivindicar memórias estruturantes
do Alexandre Herculano.
Belmiro de Azevedo, por
exemplo, disse ter cimentado
por lá a ética de “tolerância
zero” que lhe conforma a vida
– “zero erros, zero mentiras” – e
ganho o gosto pela Matemática
que, para ele, é um instrumento
tão natural como “andar de
bicicleta”. António Borges vai
mais longe, ao considerar-se
“apaixonado” pela ciência dos
números, em grande parte por
influência de um professor, e
já não tanto pela parte musical,
cujas aulas de canto coral
eram um “verdadeiro fiasco”.
Rui Vilar recordou a influência
de Óscar Lopes (“que, apesar
de comunista, nos deu a ler
a Pátria Portuguesa, de Júlio
Dantas, por ser um livro bem
escrito”), a tertúlia Caminho,
que ele próprio e alguns colegas
fundaram e onde se discutiram
temas tão sisudos como a Música
de Beethoven e a Poesia
Romântica e Simbolista, bem
como as sessões do cineclube
liceal em que pela primeira vez
se viram filmes de Jacques Tati
e do neo-realismo italiano.
Para Sobrinho Simões, a
“rigidez curricular” do ensino
ministrado à época e a
prevalência da memorização
não foram obstáculo a que os
professores tivessem também
sabido “motivar” os alunos no
gosto pelo conhecimento. Se a
semente ficar, pode ser que se
cumpra a profecia avançada no
início da sessão pelo presidente
da Assembleia de Escola, José
Luís Sarmento: “Que daqui
a cinquenta anos possa um
sucessor meu ter a honra de
se dirigir a uma assembleia de
alexandrinos tão ilustre e tão
rica de exemplos como esta.
Quem sabe não estarão hoje
nas nossas salas de aula os
cientistas, empreendedores,
artistas, estadistas e filantropos
do futuro?

Tive um extraordinário professor de Matemática, um homem já com uma
certa idade, discreto e humilde. Despertava o interesse e fez com que eu
me apaixonasse pela Matemática. Se não fosse ele, eu teria de certeza
seguido uma carreira diferente.
No meu tempo, não havia raparigas no liceu. O ambiente era mais
sossegado. Havia menos concorrência. É que nestas idades elas são mais
produtivas...
ANTÓNIO BORGES
ECONOMISTA

Havia um rapaz gordo, simpático, o Vieira, que tinha um rosto
permanentemente sorridente. A certa altura, o Sena Esteves, que era o
professor de Química, achou que o miúdo estava a gozar com ele e deulhe
uma lambada. No dia seguinte, depois de se ter apercebido do erro,
deu-lhe um chocolatezinho com uma medalha e pediu-lhe desculpa.
Houve uma vez em que eu trepei pelo cano da água até à sala onde estava
a decorrer um exame de Desenho. Consegui fazer o teste no lugar de um
aluno que estava em dificuldades e ele acabou por ganhar o prémio.
BELMIRO DE AZEVEDO
PRESIDENTE DO GRUPO SONAE

Tínhamos um professor de Inglês, o José Luís Afonso, que passava a vida
a trabalhar nos seus dicionários e misturava permanentemente as duas
línguas. “Stop talking, meninos!”, dizia ele.
Em 53/54, cinco alunas começaram a frequentar o liceu que até então
era só de rapazes. Tinham um recreio em espaço próprio que logo foi
baptizado de “gineceu”. Aquelas raparigas inevitavelmente provocaram
por ali terramotos sentimentais...
RUI VILAR
PRESIDENTE DA FUNDAÇÃO GULBENKIAN

Nós éramos miúdos e, no início do liceu, éramos confrontados com coisas
que não conseguíamos interpretar muito bem. O meu colega Zé Marcelino
veio uma vez ter comigo para me dizer: “Já sei donde é que vêm as crianças!”.
“Donde?”, perguntei eu. “Do rabo”, disse ele.
Eu era muito mau a Canto Coral. E fiz uma prova tão ordinária que o
professor até pensou que eu tinha feito de propósito. De maneira
que ele acabou por me pôr juntamente com o coro. Mas, quando
percebeu o desastre que eu era, disse-me logo: “Bem, tu agora estás aí,
mas ficas calado!”.
SOBRINHO SIMÕES
INVESTIGADOR NA ÁREA DA MEDICINA

MIT students pull prank on conference

(Última edição: quarta-feira, 20 de abril de 2005 às 10:02)
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MIT students pull prank on conference

Computer-generated gibberish submitted, accepted

Thursday, April 14, 2005 Posted: 7:29 PM EDT (2329 GMT)

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CAMBRIDGE, Massachusetts (Reuters) -- In a victory for pranksters at the Massachusetts Institute of Technology, a bunch of computer-generated gibberish masquerading as an academic paper has been accepted at a scientific conference.

Jeremy Stribling said Thursday that he and two fellow MIT graduate students questioned the standards of some academic conferences, so they wrote a computer program to generate research papers complete with "context-free grammar," charts and diagrams.

The trio submitted two of the randomly assembled papers to the World Multi-Conference on Systemics, Cybernetics and Informatics (WMSCI), scheduled to be held July 10-13 in Orlando, Florida.

To their surprise, one of the papers -- "Rooter: A Methodology for the Typical Unification of Access Points and Redundancy" -- was accepted for presentation.

The prank recalled a 1996 hoax in which New York University physicist Alan Sokal succeeded in getting an entire paper with a mix of truths, falsehoods, non sequiturs and otherwise meaningless mumbo-jumbo published in the quarterly journal Social Text, published by Duke University Press.

Stribling said he and his colleagues only learned about the Social Text affair after submitting their paper.

"Rooter" features such mind-bending gems as: "the model for our heuristic consists of four independent components: simulated annealing, active networks, flexible modalities, and the study of reinforcement learning" and "We implemented our scatter/gather I/O server in Simula-67, augmented with opportunistically pipelined extensions."

Stribling said the trio targeted WMSCI because it is notorious within the field of computer science for sending copious e-mails that solicit admissions to the conference.

The idea of a fake submission was to counter "fake conferences...which exist only to make money," explained Stribling and his cohorts' website, "SCIgen - An Automatic CS Paper Generator."

"Our aim is to maximize amusement, rather than coherence," it said. The website allows users to "Generate a Random Paper" themselves, with fields for inserting "optional author names."

"Contrarily, the lookaside buffer might not be the panacea..."

Nagib Callaos, a conference organizer, said the paper was one of a small number accepted on a "non-reviewed" basis -- meaning that reviewers had not yet given their feedback by the acceptance deadline.

"We thought that it might be unfair to refuse a paper that was not refused by any of its three selected reviewers," Callaos wrote in an e-mail. "The author of a non-reviewed paper has complete responsibility of the content of their paper."

However, Callaos said conference organizers were reviewing their acceptance procedures in light of the hoax.

Asked whether he would disinvite the MIT students, Callos replied, "Bogus papers should not be included in the conference program."

Stribling said conference organizers had not yet formally rescinded their invitation to present the paper.

The students were soliciting cash donations so they could attend the conference and give what Stribling billed as a "completely randomly-generated talk, delivered entirely with a straight face."

They exceeded their goal, with $2,311.09 cents from 165 donors.



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N

Números e ideias feitas, João Ferreira do Amaral

(Última edição: sábado, 29 de outubro de 2005 às 16:34)
Expresso, 29 de Outubro de 2005

O

O desafio da educação, MARIA DE LURDES RODRIGUES

(Última edição: sexta-feira, 18 de novembro de 2005 às 09:04)
O desafio da educação, MARIA DE LURDES RODRIGUES

Público, 18 de Novembro de 2005

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O maior desafio que se coloca hoje a Portugal é a necessidade de alteração da qualidade e do nível de exigência nas nossas escolas. Do último relatório da OCDE sobre a educação este é o gráfico que mais impressiona. Ele revela Portugal isolado no quadrante superior esquerdo, numa situação única, não comparável com nenhum outro país.
[ver quadro em cima]
No espaço económico mais desenvolvido, Portugal tem a maior percentagem de jovens dos 20 aos 24 anos com baixos níveis de escolarização e que abandonaram o sistema de ensino, e simultaneamente é um dos países com mais baixa percentagem de jovens da mesma idade a estudar. Esta singularidade resulta de, todos os anos, milhares de jovens abandonarem a escola sem a escolaridade obrigatória ou com o ensino secundário incompleto. O gráfico permite ver a dimensão do problema da educação no nosso país e da urgência de uma intervenção sem hesitações.
No mercado de trabalho, aos adultos de outras gerações com baixas qualificações por falta de oportunidade de acesso à escola, juntam-se todos os anos jovens nascidos depois do 25 de Abril para quem o acesso à escola não se transformou numa verdadeira oportunidade. Isto, apesar de nos últimos anos o país estar a fazer um enorme esforço de investimento na educação, esforço maior ainda se considerarmos que o número de alunos tem vindo a diminuir e o investimento em educação tem aumentado sempre, em valores absolutos e em valores relativos, passando em 10 anos de 3,5 para 6,0 mil milhões de euros.
Portugal tem revelado genuína vontade de melhorar o sistema de ensino: aumento do número de professores para o apoio a alunos com necessidades especiais de aprendizagem (professor para cada 4 alunos); melhoria do estatuto sócioeconómico e profissional dos docentes, bem como das condições de progressão na carreira (cerca de 45% dos professores estão nos últimos escalões da carreira auferindo entre 2000 e os 2800 euros); investimentos significativos na valorização profissional através da formação
contínua e especializada de professores (nos últimos seis anos investiram-se mais de 300 milhões de euros na formação contínua de professores, sendo muito largas as ofertas formativas e as oportunidades de formação).
No nosso país, a despesa por aluno, tendo em conta o PIB per capita, é a maior dos países da UE, quer dizer, que sendo Portugal um dos países mais pobres faz um investimento equivalente a países mais ricos.
Todavia, a este esforço financeiro não tem correspondido uma melhoria dos resultados. As séries estatísticas revelam que nos últimos dez anos as taxas de insucesso se mantêm em níveis muito elevados:
anualmente15 por cento dos alunos abandonam o ensino básico sem o concluir e, ao nível do secundário 35 por cento dos alunos abandonam no 10.º ano e 50 por cento no 12.º ano. Apesar da melhoria do rácio
do número de alunos por professor, do aumento dos apoios educativos e da valorização das competências e qualificações dos professores, o insucesso persiste e ao nível dos resultados obtidos não se registam
melhorias correspondentes.
Vários relatórios nacionais e internacionais têm apontado para a existência de problemas de diferente natureza:
1) Ao nível sistémico e organizacional são apontados o excessivo centralismo do sistema de ensino e défice de autonomia das escolas, o défice de actividades de acompanhamento e enquadramento de alunos, o défice de envolvimento e trabalho de docentes ao nível do estabelecimento, o défice de acompanhamento e supervisão de aulas e do correspondente controlo da qualidade do ensino.
2) Ao nível sócio-económico é apontado o quadro de enorme desigualdade social, a extrema heterogeneidade dos alunos e das escolas nesta matéria, bem como o défice de acesso a recursos sócio-educativos e culturais dos nossos alunos.
3) Ao nível do desenvolvimento curricular são apontadas questões relacionadas com a excessiva dimensão e desajuste de programas e instrumentos de ensino e aprendizagem e ausência de articulação entre as condições de ensino e os mecanismos de controlo externo, designadamente os exames nacionais.
É muito importante que no interior das escolas, mas não só, se abra um debate sobre estas questões. Que os relatórios de avaliação e documentos de diagnóstico sejam efectivamente lidos e divulgados para que possamos todos reflexivamente encontrar e concretizar soluções.
A escola a tempo inteiro e o enriquecimento curricular e extracurricular do primeiro ciclo, a reorganização da rede de escolas e a melhoria das instalações, a ocupação plena dos tempos escolares, a valorização das competências científicas dos professores, a melhoria das condições de trabalho e de ensino, a valorização da gestão e da autonomia das escolas, colocam a escola no centro da política educativa. Este é o desafio do país e o compromisso do Governo para a legislatura, por isso todos os dias têm de ser ganhos para inverter a situação.

■ Ministra da Educação

O mestre dos silêncios, Miguel Sousa Tavares

(Última edição: sábado, 5 de novembro de 2005 às 07:32)
O mestre dos silêncios, Público, 4 Nov 2005

Mário Soares como ele
próprio não se cansa de
recordar, a título de prova
de vida passou estes dez
últimos anos sem resguardo algum: fez
uma fundação, foi deputado europeu,
publicou dez livros (!), viajou, fez conferências,
palestras, presidiu a comissões,
desfilou contra a Guerra do Iraque.
Puf! suspira Cavaco Silva, com desdém,
ao relembrar as andanças do seu rival
, um político profissional no seu pior!
Ele, Cavaco, fez o inverso: tratou de acabar
a sua vida académica tranquilamente, publicou
um livro, após sair do governo e onde
inventariou as reformas de uma década,
que jura ter feito, mas que, curiosamente,
são hoje universalmente reconhecidas
como as mais urgentes ainda por fazer, e
reservou-se para ocasionais aparições públicas,
sempre devidamente publicitadas
pelos inúmeros homens-de-mão que deixou
semeados pela imprensa e sempre recebidas
pela pátria como verdadeiros textos de
referência, senão mesmo de culto.
Soares falou tanto nestes dez anos que
não nos lembramos de coisa alguma marcante
que tenha dito. Cavaco falou tão pouco
que, para a história, ficou apenas aquela
frase dos tempos de governação de Santana
Lopes de que a boa moeda deve afastar a
má. Foi um pensamento profundo e corajoso:
antes dele, ninguém ainda tinha
pensado numa coisa dessas e
ninguém ainda se tinha atrevido
a questionar os méritos
governativos de Santana Lopes
e do seu extraordinário séquito.
Disse também outra coisa (hoje
convenientemente apagada dos
registos pelos seus fiéis), estava
a sua amiga Manuela Ferreira
Leite a tentar controlar o despesismo
público e os défices
suicidários do Estado: disse que
o que era preciso eram políticas
keynesianas, de contraciclo e
acrescidas despesas públicas.
Há dez anos que todos sabíamos
que Cavaco voltaria
a candidatar-se à Presidência
da República, assim que Jorge
Sampaio desimpedisse o
caminho porque, tirando
o inevitável holocausto de 95,
contra o mesmo Sampaio, e a
que não tinha maneira de se
furtar, ele sempre foi homem
dos combates com vitória
assegurada à partida. Este
seu novo e ridículo tabu com
as presidenciais, este patético
arrastamento da notícia formal
da candidatura, quando já tudo
estava pensado ao pormenor e ele ainda
fingia estar em reflexão, só serviu para
demonstrar duas coisas: uma, que Cavaco
conhece e usa todos os truques da política,
que afecta desdenhar; outro, que entre os
seus truques preferidos está a gestão do
silêncio, até ao limite do possível.
Não há lugar mais político do que a
Presidência da República. É um lugar destinado
exclusivamente a fazer política, não
a governar ou a fazer obra. É por isso que
a candidatura de Cavaco Silva gera tanto
desconforto, tanta desconfiança e tanta
insegurança em tanta gente: porque quem
se candidata ao cargo se afirma, pessoal e
estruturalmente, contra a própria natureza
dele e, por conseguinte, nos deixa a tentar
adivinhar que agenda secreta será a sua,
uma vez na Presidência.
Sempre foi assim, também, nos seus dez
anos de governo. Cavaco Silva sempre desprezou
as ideias políticas, o debate, a ideologia,
a agenda, a definição de um horizonte
ou de um projecto para Portugal. Quando
questionado, respondia com os 1400 quilómetros
de estradas novas, os 210.000 carros
comprados, as 600.000 criancinhas nascidas
durante os seus anos de esplendor. Nunca
aceitou debates, nunca perdeu tempo com
o Parlamento, nunca se submeteu a entrevistas
difíceis. Quando precisava de cuidar
da imagem ou da mensagem, reservava-se
para entrevistas exclusivas na televisão pública
com o seu conselheiro de imagem ou
com a sua adida de imprensa. Assim criou
o mito do homem infalível, demasiado ocupado
a resolver os problemas do país para
se desgastar em explicações avulsas ou na
inútil encenação democrática.

Para essas tarefas menores, Cavaco
contou sempre com um fiel exército de
guardas da revolução, que hoje reemergem
outra vez à superfície, tal como,
diga-se em abono da verdade, reemergem
os cortesãos de Soares. Uma das especialidades
de Cavaco Silva foi sempre a de dar
homens por si. Se Cavaco nunca teve uma
ideologia nem sentiu necessidade de a ter,
o cavaquismo teve-a.
Para quem já esqueceu ou finge ter
esquecido, convém relembrar o que era a
substância intelectual e política do cavaquismo.
O mesmo Cavaco Silva que hoje
se afirma contra a partidarização do aparelho
do Estado, foi o primeiro-ministro que
inaugurou a moda recente de distribuir
todos os cargos públicos (excepto os das
forças de bloqueio, que se lamentava
de não conseguir controlar) pelos fiéis
do partido e do chefe, enquanto ele, como
escreveu o seu fiel António Pinto Leite,
afectava dedicar-se unicamente ao culto
solitário e obsessivo do interesse nacional.
Enquanto o próprio Cavaco Silva se
vangloriava de ter devolvido Portugal ao
mundo e se gabava de ter feito de Portugal
um oásis de progresso no meio da decadência
do mundo, os seus fiéis ocupavam,
sem pudor nem temor, todos e cada um dos
cargos do Estado, das empresas públicas,
das sinecuras regionais. Na RTP, totalmente
governamentalizada, Roberto Leal,
vestido de minhoca branca, pulava e saltava,
cantando o refrão nós já temos Cavaco
e maioria antes mesmo das eleições.
E o ministro Fernando Nogueira, então
número dois e delfim do cavaquismo,
explicava candidamente que não havia
ocupação alguma do aparelho de Estado,
já que ele não conhecia um génio, uma
pessoa invulgarmente dotada, que não
esteja ocupada. Ele, por exemplo, estava
apenas muito empenhado em dar a sua
contribuição individual para um projecto
colectivo protagonizado pelo Professor
Cavaco Silva... numa unidade ideológica
que causa inveja aos adversários. Porque
tudo se resumia a essa tarefa patriótica
da unidade ideológica e serviço ao chefe,
como ensinava aos deputados do PSD o
líder parlamentar da maioria de então,
Montalvão Machado: Uma das prioridades
dos deputados sociais-democratas
deve ser a promoção da imagem de Cavaco
Silva. Eram os tempos, recordo, em que
o primeiro-ministro, Cavaco Silva, abria
o telejornal da RTP, então estação única e
pública, para declarar: Estou em condições
de dizer aos portugueses que o preço
da gasolina vai baixar quatro escudos por
litro. E eram os tempos, também, em que
o mesmo primeiro-ministro propunha
uma Lei do Segredo de Estado, felizmente
abandonada, em que os aumentos de
preço dos combustíveis, dos impostos,
das taxas de juro e outros rendimentos
do Estado, bem como a contracção de
empréstimos por parte da República
ou das Regiões Autónomas, passariam
a constituir matéria abrangida pelo segredo
de Estado. Assim ia a democracia,
nos gloriosos tempos de então.
E é por isso que, lembrando-me de coisas
de então, agora que, segundo as sondagens,
Cavaco Silva se prepara para ser meu Presidente
da República nos próximos dez anos,
eu acho que chegou a altura de lhe exigir
o fim do silêncio conveniente. Gostaria de
saber o que pensa ele de Portugal: da justiça,
da educação, da desordem territorial,
da reforma da administração pública,
da regionalização, do aborto, da Ota e do
TGV. E o que pensa do mundo: do Iraque, do
combate ao terrorismo, das relações com os
regimes corruptos de África, da imigração,
da adesão da Turquia à Europa, da deslocalização
de empresas, da futura guerra
contra o Irão. Numa palavra, gostaria de
saber que ideias tem ele, o não-político,
sobre a política. Será pedir de mais a quem
quer ser Presidente da República?

P.S. Nos tempos do Grande Ceausescu,
andava em reportagem pela Roménia
e pedi uma entrevista ao ministro
dos Estrangeiros. Responderam-me que
as perguntas só por escrito, previamente,
e as respostas só por escrito, posteriormente.
O mesmo sistema acaba agora de ser
instaurado na Câmara do Porto pelo dr.
Rui Rio. Gostavam muito da maneira de
fazer política dele, não gostavam? Pois
agora aprendam! ■ Jornalista



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